Datos tomados de : Reforma y Utopía, Número 15, Verano 1998.
Como en la mayoría de las Universidades de
Latinoamérica,
la Universidades Mexicanas : públicas y privadas
descansan en la figura del catedrático para impartir
la docencia.
El catedrático es el profesional que sólo
dedica unas cuantas horas a la Universidad, que no
vive en ella ni para ella y no espera mayores recompensas
por su labor más que un modesto salario y, si acaso,
cierto prestigio profesional.
En contraste, la profesión académica
demanda de profesores de tiempo completo,
que hagan de la Universidad su proyecto de vida,
que adquieran hábitos de una profesión
"rara" que demanda conocimientos, trabajo,
disciplina y muchas horas de interacción con
estudiantes y colegas.
En la antigüedad en las Universidades Napoleónicas
se acostumbraba a reclutar a los catedráticos
por prestigio profesional, afinidad con un grupo, incrementar
la plantilla docente o por otras razones que casi nunca,
tenían una motivación académica.
La profesión académica
exige estratificación de la fuerza de trabajo,
respeto por los grados recibidos, hacer juicios con base
en evidencia objetiva, reconocer los méritos
de los colegas y aceptar la crítica de sus iguales.
Por ello podemos decir que se forma una estratificación
de los académicos en por lo menos cuatro segmentos :
EL PRIMER SEGMENTO está compuesto por profesores
que reúnen atributos para impartir academia en cualquier
Institución del primer mundo, entre otros, tienen
estudios de post-grado, hablan más de un idioma,
participan en reuniones académicas,
están en contacto con Centros de Investigación
y Creación Científica
a la vez que investigan para la docencia, escriben artículos,
libros o novelas de tipo cultural o científico
y sobre todo cumplen con sus labores de enseñanza
con disciplina y vocación declarada; éste
es el segmento minoritario de personal académico en cualquier
Universidad del país.
EL SEGUNDO SEGMENTO quizá sea el más numeroso
y heterogéneo, sus miembros compiten por becas y les
entra una una incontrolable "puntitis",
tan grande que se preocupan más por sumar puntos y plazos
que por la calidad, se desvelan leyendo o escribiendo artículos
o ponencias que algunas voces plagian o autoplagian;
sólo cambian algunos párrafos y el
título para publicarlos como un trabajo suyo y nuevo.
Aquí algunos profesores aparentan trabajar en equipo,
cuando en realidad son una pieza independiente que
comparten los créditos con otros a cambio de que ellos
hagan lo mismo, tal vez se induce por necesidad económica
y no por mala fé.
También aquí el profesor cumple medianamente
con sus ogligaciones académicas y se puede considerar
a é,ste segmento como el que más se hace
notorio, pero solo matemáticamente.
EL TERCER SEGMENTO está integrado por profesionales
a los que no les interesa la academia,
que su trabajo en la Universidad es la menor parte
de sus faenas y aspiraciones y, tal vez sean indiferentes
a los estímulos y becas, porque la mayor parte
de sus ingresos provienen de otras actividades
o empleos.
Probablemente éste sector no proteste ni se
queje por los bajos ingresos que obtiene por parte de
la Universidad, porque en esencia es de
tiempo parcial y recibe salario de tiempo completo.
Incidentalmente, quizá algunos de étos
profesores sean excelentes maestros y proporciones a los
estudiantes una imagen viva de la práctica
profesional.
EL CUARTO SEGMENTO está compuesto por personas
que nunca tuvieron interés por la docencia o la
investigación, que ingresaron a la Universidad
al haber una oferta de empleo, pero que nunca encontraron
el atractivo intelectual necesario para verlo como una
profesión.
Este grupo es quizá conformista,
apático, no le cautiva ya hacer estudios,
encontró su rutina y no tiene afán
de progresar, por ello la meritocracia
no necesariamente es el mejor futuro para los
académicos mexicanos al tener rasgos
individualistas.
Sin embargo tal vez sea preferible que los métodos
que existen en las Universidades Mexicanas
para reclutar y remunerar a los profesores que se
fundamentan - todavía en muchas
de ellas - en relaciones de compadrazgo o camaradería
política.
La MERITOCRACIA, no obstante, contribuye a desmantelar
el orden establecido.
Autora : Silvia Castillejos Peral.