Labios que en mis labios posas,
labios con que me atormentas,
labios que envidian las rosas
y las púrpuras sangrientas.
Labios que aman el arrullo
y mis febriles excosos,
que parecen un capullo
encendidos por mis besos.
Labios que abres entre nieves
tú, que mis tormentos sabes;
labios de las curvas leves
y de las sonrisas suaves.
Labios que son un clavel,
y que tienen para mí
las dulzuras de la miel
y la sangre del rubí.
Labios de eternas delicias
donde la gloria he bebido,
donde duermen mis caricias
como un pájaro en su nido.
Labios que engendran anhelos,
labios que torturas dan,
labios que me causan celos
porque besándose están.
Labios de la risa loca
donde vengan sus agravios
los delirios de mi boca
en las ascuas de mis labios.
Donde amor el alma liba,
labios donde el alma quemó,
labios de grasa lasciva
para deleite supremo.
Labios, fragantes y lindos
que Dios de rojo ha pintado
como el fruto de los guindos,
como la flor del granado.
Labios que el carmín tiñera,
por los que amante suspira
como si un alma tuviera,
cada cuerda de mi lira.
Labios que quisiera ver
siempre de rojo color
en la orgía del placer
y en la noche del amor.
¡ Ah, cuando mis días bellos
trueque tu muerte en sombríos,
se marchitará sobre ellos
la flor de los besos míos !
Del Poeta Uruguayo : Horacio F. Rodríguez
